En el Hogar amigo de los niños, ubicado en el municipio San Francisco, viven 8 adolescentes y jóvenes con síndrome de Down, autismo, epilepsia, parálisis cerebral y discapacidad intelectual. Necesitan alimentos, medicamentos, productos de higiene personal y de limpieza.

Texto y fotos: Francisco Rincón

En la urbanización San Francisco, en el sector 10 con avenida 34 entrando en el estacionamiento que está frente al Centro de Diagnóstico Integral (CDI), está Hogamin.

El Hogar amigo de los niños es una institución privada que tiene como misión la atención integral de niños y niñas de 0 a 6 años de edad con necesidades de protección, brindándoles la asistencia calificada en las áreas de salud, higiene, nutrición, psicosocial, pedagógicas, educativa, legal y recreativa a niños y niñas que por cualquier causa no puedan ser atendidos por sus padres o familiares.

Pero en la actualidad, la ausencia de recursos económicos hace cuesta arriba el mantenimiento de la estructura física del Hogar y la satisfacción de las necesidades básicas de las personas que allí habitan.

Tres árboles y un perro que no para de mover su cola dan la bienvenida al llegar a Hogamin. Adentro se siente la calidez y Emperatriz González, su coordinadora general, explica el por qué: “somos una familia. El amor y la acción de ayudar siempre nos van a mover”. 

Ahí viven 8 adolescentes y jóvenes con síndrome de Down, autismo, epilepsia, parálisis cerebral, discapacidad intelectual y retraso psicomotor. Todos llegaron por medidas de protección asignadas por los Tribunales de Protección al Niño, Niña y Adolescentes con menos de 5 años de edad y crecieron en el lugar a falta de una familia que los quisiera adoptar.

Buscan manos amigas

Aunque Hogamin se mantiene con ayuda de particulares, cada día las necesidades son más difíciles de satisfacer. González detalla que entre sus principales requerimientos están los pañales talla M de adulto para los dos hermanos que están en cama (de 14 y 26 años), debido a que diariamente necesitan seis. “Recibimos algunas donaciones y vendemos helados para recaudar fondos, pero es difícil. Contamos con especialistas que son voluntarios y nos ayudan en las áreas de psicología y trabajo social, pero necesitamos más. Por ejemplo, otra niñera, porque ahorita solo tenemos una. Alguien que cocine y otra que nos ayude con la limpieza”.

Además del personal, la institución pide donaciones de proteínas (carne, pollo o pescado), queso, cloro, desinfectante, lavaplatos, jabón, toallas sanitarias, champú y medicamentos. “Cualquier apoyo es bienvenido. También nos urge que fumiguen contra las ratas, los zancudos y las cucarachas”, clama la encargada del lugar.

Otra de las graves fallas que padecen es la del agua por tuberías. El sistema hidroneumático está dañado desde hace 4 años y la única manguera que tienen no llega hasta adentro. Eso las obliga a cargar con el peso de los baldes y de las ollas hasta los baños, cuartos y la oficina. “Necesitamos un plomero para ver qué podemos hacer con las conexiones y las llaves que no tenemos o se dañaron”, agrega la coordinadora.

Hogamin fue fundado hace casi 30 años y la sede fue construida por las empresas petroleras State Oil Company y Chevron como parte de lo que hoy se conoce como  responsabilidad social empresarial. En su momento, lograron atender hasta 55 niños y niñas a la vez.

Todos los aportes son recibidos. Quienes deseen colaborar pueden visitar la sede de Hogamin o comunicarse al 0412-472-2256 o vía Instagram en @GenteHogamin.

Compartir en